miércoles, 25 de febrero de 2009

Curiosidad: Pasional vanalidad...


Marlango y Fito lo dijeron de otra forma, pero igual…

Nada te importa porque nadie te espera, aunque ayer no era tan extraño…

Yo no entiendo bien, si es como hablarle a la pared y tú no me das ni un tercio de fe.

Por fortuna sigo creyendo que podría salir a ver un poco el Sol, creo que puedo llegar a bailar Beatles en alguna vieja casa del lugar; creo que ya no piensas en mí y que algunas cosas si tienen fin.

Morir si es una sensación y vivir… podría serlo pero ahora es algo mucho más real…

Creo que estas llorando, no quiero abrir la puerta y ver que sos vos, y menos sentir la cima del amor, y si me caigo, obvio que importa porque claramente soy yo, recuerda que ya no tenemos nada nada de los dos…

Yo lo creo y con eso basta!

domingo, 22 de febrero de 2009

Fausto de Goethe



Al ocuparnos de una obra escrita por uno de los más grandes genios de la literatura universal como lo fuera Johann Wolfang Goethe, es decir Fausto, encontramos gran dificultad para sintetizar en breves palabras, tamaña grandiosidad.


El espíritu del mal universal, personificado por Mefistófeles (el diablo), resulta ser el principal servidor de Dios. Podríamos pensar que Mefistófeles es acaso la mano izquierda del creador?


En el comienzo de la obra vemos como el “malo” va a visitar a Dios, aludiendo que le gusta visitar al viejo de vez en cuando. Encarándose con la Divinidad le recrimina por el hecho de haberle dado al hombre, una chispa de su divina razón, la cual solo usa para portase mas animalmente que cualquier animal, haciéndose así tanto daño “que a mí ya ni me dan ganas de molestar a los pobres hombres”. Es entonces donde se lleva a efecto una apuesta entre Dios y el Diablo, la cual consiste en darle a Mefistófeles la autorización para tentar de diversas maneras a Fausto y probar así su devoción, así es como comienza la trama de esta gran obra donde el nudo del asunto es el pacto que hace Fausto con Mefistófeles al venderle el alma.


La inconformidad consigo mismo, la ambición, y el deseo de volver a ser joven es lo que impulsa a Fausto a cometer tal desatino. Emprendiendo así una serie de aventuras, peripecias, y pilatunas del brazo de su asociado diabólico, pretendiendo así satisfacer todos sus deseos y ambiciones para lo cual Mefisto se muestra muy complaciente, hasta el punto de rejuvenecerlo y convertirle en el hombre atractivo y viril que siempre quiso ser, le lleva a saciar todas sus ansias con las mujeres mas deseadas y las diversiones y placeres que siempre anhelo, viviendo una enorme cantidad de experiencias que van desde lo puramente humano y terrenal hasta lo ultrafisico y extratémporal. Lo insólito se vuelve normal, lo absurdo es corriente. Cosas como llegar a la región de las madres, es decir aquella ignota condición donde se origina la vida, hasta trasegar por la historia del mundo al extremo de hacer el amor con Helena de Troya. En estas idas y venidas, seduce a la inocente Margarita y después de abusar de ella la abandona, es interesante anotar que Margarita fue la única mujer que realmente amo a Fausto, y la fuerza del amor es algo que debemos tener muy en cuenta en dicha obra. .. Fausto y Mefistófeles se relacionan con una infinita cantidad de personajes, participando de enorme diversidad de situaciones y sucesos, como la noche de Walpurgis o festival de los brujos, entre tanto Margarita fallece angustiada y desgraciada, y es así como en el cielo y ante Dios ella sirve de abogada para conseguir el indulto de Fausto, evitando así que su alma se pierda en el infierno. Finalmente es el amor el que salva al desgraciado de Fausto, demostrando así que el amor es la potencia más poderosa que todas las fuerzas del mundo y del infierno. También cabe anotar que el ingenioso y brillante Goethe nos conduce a través de la lectura del Fausto a un nivel de pensamiento desde el cual podemos enfocar la vida-mundo, como el enorme teatro donde cada ser humano forma parte de una trama interminable, desempeñando cada quien su papel, desde el más ínfimo, hasta los principales protagónicos; como actor dramático, trágico, cómico o épico. Goethe quiso mostrarnos en esta obra una vista panorámica de la realidad natural, con una visión cósmica de la existencia en el mundo, submundo y supramundo, donde cada ser está involucrado en el desenvolvimiento mismo de la vida universal.


Por el Universal.



I miss you…

Echaba de menos algo que no identificaba aún, podría ser su luz, su cotidianidad, su magnificencia, su elocuencia o simplemente el Ser… ese que sabía me extrañaba y generaba sonatas desde la lejanía esperando el momento propicio para volver y conversar del por qué algunas de las causas eran por mí generadas. Acompañada de la explicación precisa de las palabras esperar, pensar, vivir, sentir, amar, prometer y verdad…

Todas ellas alguna vez significaron algo y hoy para ellos y para mí, son sólo ideas de abstracciones metafísicas de gentes salidas de tono y poco prácticas…

La salida del tren estaba programada para las 2:30, llevaba el único chocolate que quedaba en la mano, en la misma que agarraba a la vez y con autoridad el café expreso que acababa de comprar. Estaba previsto que él la esperaría sin ansiedad alguna, pero las vísceras hicieron ese día de las suyas y la ansiedad se apoderó de él, alimentando la idea de besarla y de tenerla entre sus brazos, sin detenerse a pensar si ella buscaba lo mismo que él, o mejor aún, sin concebir siquiera la idea de si ella pararía en la estación sólo para entregar el chocolate y el libro de Tolstoi que le había comprado en el pasado otoño.

Ella pensaba descansar un poco, tomar un baño, conversar unos minutos y después continuar con su viaje hasta el final de la línea … Igual, la hora del encuentro llegó, aunque ella se quedó atrapada al final del vagón ayudando a una anciana gorda a recoger las canicas que llevaba para su nieto, las mismas que por andar dormida había botado del bolso, para desventura de todos los que en el mismo vagón viajaban. Pasados los minutos y agotadas las esperanzas del hombre para ver a su tan pensada M. ella salió, despeinada dando saltos, demostrando una alegría y una efusividad propia de su naturaleza, pero no precisa y coherente con su verdad, sabía ella, que había algo pendiente por sacrificar y que tal vez, le podría tomar algo más del tiempo inicialmente previsto para pasar en la estación.


Las maletas? – preguntó inquieto- No traigo! - contestó ella- el gesto de él, (como de costumbre), fue amable y comprensivo… se sentó, respiró, la miró, pero justo al momento de modular para cuestionar… la mujer replicó, - No te ocupes de eso, hay que esperar el equipaje, muy probablemente llegará en el próximo tren… Me acompañas? Cerró ella, con esa pregunta la intención al cuestionamiento que nunca pudo iniciar.

MK.