domingo, 22 de febrero de 2009

Fausto de Goethe



Al ocuparnos de una obra escrita por uno de los más grandes genios de la literatura universal como lo fuera Johann Wolfang Goethe, es decir Fausto, encontramos gran dificultad para sintetizar en breves palabras, tamaña grandiosidad.


El espíritu del mal universal, personificado por Mefistófeles (el diablo), resulta ser el principal servidor de Dios. Podríamos pensar que Mefistófeles es acaso la mano izquierda del creador?


En el comienzo de la obra vemos como el “malo” va a visitar a Dios, aludiendo que le gusta visitar al viejo de vez en cuando. Encarándose con la Divinidad le recrimina por el hecho de haberle dado al hombre, una chispa de su divina razón, la cual solo usa para portase mas animalmente que cualquier animal, haciéndose así tanto daño “que a mí ya ni me dan ganas de molestar a los pobres hombres”. Es entonces donde se lleva a efecto una apuesta entre Dios y el Diablo, la cual consiste en darle a Mefistófeles la autorización para tentar de diversas maneras a Fausto y probar así su devoción, así es como comienza la trama de esta gran obra donde el nudo del asunto es el pacto que hace Fausto con Mefistófeles al venderle el alma.


La inconformidad consigo mismo, la ambición, y el deseo de volver a ser joven es lo que impulsa a Fausto a cometer tal desatino. Emprendiendo así una serie de aventuras, peripecias, y pilatunas del brazo de su asociado diabólico, pretendiendo así satisfacer todos sus deseos y ambiciones para lo cual Mefisto se muestra muy complaciente, hasta el punto de rejuvenecerlo y convertirle en el hombre atractivo y viril que siempre quiso ser, le lleva a saciar todas sus ansias con las mujeres mas deseadas y las diversiones y placeres que siempre anhelo, viviendo una enorme cantidad de experiencias que van desde lo puramente humano y terrenal hasta lo ultrafisico y extratémporal. Lo insólito se vuelve normal, lo absurdo es corriente. Cosas como llegar a la región de las madres, es decir aquella ignota condición donde se origina la vida, hasta trasegar por la historia del mundo al extremo de hacer el amor con Helena de Troya. En estas idas y venidas, seduce a la inocente Margarita y después de abusar de ella la abandona, es interesante anotar que Margarita fue la única mujer que realmente amo a Fausto, y la fuerza del amor es algo que debemos tener muy en cuenta en dicha obra. .. Fausto y Mefistófeles se relacionan con una infinita cantidad de personajes, participando de enorme diversidad de situaciones y sucesos, como la noche de Walpurgis o festival de los brujos, entre tanto Margarita fallece angustiada y desgraciada, y es así como en el cielo y ante Dios ella sirve de abogada para conseguir el indulto de Fausto, evitando así que su alma se pierda en el infierno. Finalmente es el amor el que salva al desgraciado de Fausto, demostrando así que el amor es la potencia más poderosa que todas las fuerzas del mundo y del infierno. También cabe anotar que el ingenioso y brillante Goethe nos conduce a través de la lectura del Fausto a un nivel de pensamiento desde el cual podemos enfocar la vida-mundo, como el enorme teatro donde cada ser humano forma parte de una trama interminable, desempeñando cada quien su papel, desde el más ínfimo, hasta los principales protagónicos; como actor dramático, trágico, cómico o épico. Goethe quiso mostrarnos en esta obra una vista panorámica de la realidad natural, con una visión cósmica de la existencia en el mundo, submundo y supramundo, donde cada ser está involucrado en el desenvolvimiento mismo de la vida universal.


Por el Universal.


1 comentario:

  1. Margarita............. me recuerda mi eterna pregunta...
    ¿Que podria ser de la vida de un guerrero si no existiese su amada?

    ResponderEliminar