viernes, 3 de agosto de 2018

Mirarte en el espejo de mi pensamiento



…Viola sobre el calendario, 3:30 pm del mismo día, sólo que 5 años después.

...Eran las 3:30 pm del segundo sábado de abril, las maletas estaban guardadas, la ropa llevaba algunos años organizada, la vajilla de la casa tenía algunas señas de uso, la cama tenía el olor de las cosas que se usan y ella tenía sus manos más secas.

Los días pasaron como velero sin cometa, hasta que en el segundo sábado de julio (muy parecido a los sábados de abril) se encontró con un hombre que volaba para otro cielo para otro espacio (al parecer estaba perdido), casualmente él estaba buscando a la que vuela sin saber que Viola tenía un par de alas guardadas y no quería mostrar.

La conversación giró en torno a los campos de los cielos y sus dueños, pero era difícil acercarse a hablarse porque el estaba en pleno vuelo y ella desde la tierra insistía en advertirle y contarle… pensó en volar hacía él, pero Viola tenía las alas en el depósito y había perdido (no se sabe si a propósito) las llaves de aquél lugar, sin contar que era muy engorroso ir hasta allá; la verdad es que lo pensó mucho rato, y lo pensó y lo siguió pensando pero no se decidió bajar a ese horrible lugar… pues había comprado un auto y una jaula para no tener que usar alas. Desde los tiempos del sol brillante se había tornado un juego muy peligroso andar mirando lagos infinitos en los ojos de algunos hombres soñadores que merodeaban en los cielos volando...

Aquel muchacho la había puesto muy inquieta, así que pensando en ser de gran ayuda recordó su gran poder. Cerró sus ojos y desde la tierra con lo más profundo de su energía azul le dijo: “mira en el espejo de mis pensamientos y verás que debes volar, más allá de este cielo, que hoy no es nuestro cielo, más allá de estas dos lunas que hoy son todas mías, para un regreso caminando por la ruta de las flores donde seguramente habrás tocado y habrás fallado”… Mirarte en el espejo de mi pensamiento para que nunca estés a la deriva, y no pierdas tu libertad, sigue corriendo por tu cielo y no te compres un auto, ni un loro, ni una jaula, seguramente así podrás más tiempo permanecer muy alto sin flaquear”.

¡De repente cambio de color el cielo y el hombre desapareció! Viola guardó el loro, la jaula y el auto...respiró y entró a su casa en dos piernas caminando como caminan los que olvidaron volar.

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