…Viola
sobre el calendario, 3:30 pm del mismo día, sólo que 5 años después.
...Eran
las 3:30 pm del segundo sábado de abril, las maletas estaban guardadas, la ropa
llevaba algunos años organizada, la vajilla de la casa tenía algunas señas de
uso, la cama tenía el olor de las cosas que se usan y ella tenía sus manos más secas.
Los
días pasaron como velero sin cometa, hasta que en el segundo sábado de julio
(muy parecido a los sábados de abril) se encontró con un hombre que volaba para otro
cielo para otro espacio (al parecer estaba perdido), casualmente él estaba
buscando a la que vuela sin saber que Viola tenía un par de alas guardadas y no
quería mostrar.
La
conversación giró en torno a los campos de los cielos y sus dueños, pero era difícil acercarse
a hablarse porque el estaba en pleno vuelo y ella desde la tierra insistía en
advertirle y contarle… pensó en volar hacía él, pero Viola tenía las alas en el
depósito y había perdido (no se sabe si a propósito) las llaves de aquél lugar,
sin contar que era muy engorroso ir hasta allá; la verdad es que lo pensó mucho rato, y lo pensó y lo siguió pensando pero no se decidió bajar a ese horrible lugar… pues había comprado un auto y una
jaula para no tener que usar alas. Desde los tiempos del sol brillante
se había tornado un juego muy peligroso andar mirando lagos infinitos en los ojos
de algunos hombres soñadores que merodeaban en los cielos volando...
Aquel muchacho la había puesto muy inquieta, así que pensando en ser de gran
ayuda recordó su gran poder. Cerró sus ojos y desde la tierra con lo más profundo
de su energía azul le dijo: “mira en el espejo de mis pensamientos y verás que
debes volar, más allá de este cielo, que hoy no es nuestro cielo, más allá de
estas dos lunas que hoy son todas mías, para un regreso caminando por la ruta
de las flores donde seguramente habrás tocado y habrás fallado”… Mirarte en el
espejo de mi pensamiento para que nunca estés a la deriva, y no pierdas tu
libertad, sigue corriendo por tu cielo y no te compres un auto, ni un loro, ni
una jaula, seguramente así podrás más tiempo permanecer muy alto sin flaquear”.
¡De
repente cambio de color el cielo y el hombre desapareció! Viola guardó el loro,
la jaula y el auto...respiró y entró a su casa en dos piernas caminando como
caminan los que olvidaron volar.
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